jueves, 26 de enero de 2012

Etimologías (II): hacerse el sueco, despedirse a la francesa, presente griego y puntualidad británica.

¿Quieres saber por qué se dice "hacerse el sueco" o "despedirse a la francesa"? ¿Sabes lo que significa un "presente griego" y por qué se ha acuñado esa expresión? ¿Sabes lo que quiere decir "puntualidad inglesa"?


Este artículo explica el significado y, sobre todo, el origen de las expresiones del idioma español "hacerse el sueco", "despedirse a la francesa", "un presente griego" y "puntualidad inglesa". A veces, sólo lo intenta, dada la incertidumbre que rodea al origen de la expresión en cuestión. De paso, contiene alguna reflexión, no demasiado ambiciosa y desde el más puro y ufano diletantismo, sobre lo que supone pensar sobre una lengua.

 
Wikipedia. La torre de Babel, obra de Pieter Brueghel el Viejo

Hoy sigo a vueltas con el idioma y voy a etimologizar otro poco. A fin de cuentas, reflexionar e indagar sobre nuestro idioma es analizar nuestro pensamiento, nuestros esquemas mentales, ideas comunes o prejuicios de aceptación generalizada o, cuando menos, inculcados desde la cuna por obra del idioma mismo y, muchas veces, acríticamente aceptados e internalizados.

Cualquier indagación sobre el idioma, por superficial que sea, supone penetrar en la forma de ser y la concepción que una determinada colectividad tiene del mundo y de la persona. Esa colectividad es la de los hispanohablantes en nuestro caso, con todas las diferencias que se dan dentro de un grupo humano tan numeroso, muy extendido geográficamente y con grandes diferencias históricas y culturales, las cuales tienen su reflejo en las considerables diferencias regionales del español. 

Pararse a pensar sobre el idioma, preguntarse por qué un grupo humano se expresa de determinada manera es, en alguna medida, adentrarse en la Weltanschauung (Welt, "mundo", y anschauen, "observar) o cosmovisión de los hablantes de esa lengua. Y, en todo caso, supone conocerlos un poco mejor o, al menos, intentarlo. También se convierte, como ocurre con algunas de las expresiones que aquí se analizan, en una pequeña lección de historia. El animal es biológico y el ser humano histórico, se ha dicho, lo cual puede ser una simplificación muy reduccionista de la complejidad del ser humano; pero no deja de tener su parte de verdad.


En el español, como ocurre también en otros idiomas, hay expresiones que hacen referencia a costumbres o actitudes, reales o supuestas, de las personas naturales de un determinado país: franceses y suecos en el caso de las expresiones que hoy voy a analizar ("despedirse a la francesa" y "hacerse el sueco"). Otras veces se trata de un simple adjetivo que tiene su origen en un hecho histórico, como es el caso de la expresión "un presente griego" o, simplemente, de un adjetivo que a fuerza de un uso extendido y reiterado se ha convertido en una expresión hecha, de uso muy frecuente (p.ej. "puntualidad inglesa o británica").

Vamos a ver, seguidamente, el significado y origen (cuando ello es posible) de esas expresiones: hacerse el sueco, despedirse a la francesa, un regalo o presente griego y puntualidad británica o inglesa.



(i) Hacerse el sueco

De las cuatro expresiones analizadas, esta es sin duda la de origen más incierto.

Hacerse el sueco significa "desentenderse de algo o fingir que no se oye, ve o entiende" (cfr. Diccionario de Uso del Español Actual "Clave", Editorial SM), "desentenderse de una cosa; fingir que no se entiende" (DRAE, 21ª Edición, Espasa Calpe). Procediendo de esa manera se elude una obligación, deber o responsabilidad, se evita una situación perjudicial, molesta, difícil o conflictiva.

Al parecer, la expresión es utilizada tanto en Hispanoamérica como en España, pero tiene un uso más frecuente en esta última. Se cree que la primera aparición literaria de este modismo tuvo lugar en 1841, en la obra teatral "dios los cría y ellos se juntan"de Manuel Bretón de los Herreros.

Existen muy diversas teorías sobre esta expresión. De manera muy resumida, apunto las siguientes:

1.- Se refiere a los habitantes de Sueca (Valencia), campesinos, cultivadores de arroz, tildados de paletos por los habitantes de la capital y que cuando acudían a ella no se enteraban de nada o hacían como que no se enteraban. Esta teoría resulta un tanto cómica y es inverosímil. Por lo pronto, el gentilicio de los habitantes de Sueca es suecano (suecá en valenciano), según Wikipedia.

2.- Deriva de la palabra latina "soccus", especie de zapato, similar al zueco, usado por los actores cómicos griegos y romanos que representaban a los personajes vulgares, de poco entendimiento y que, por tanto, no se enteraban de nada. 

3.- Deriva de la palabra árabe "suqat" que significa desecho, objeto inútil y que habría dado origen a la palabra "zoquete", esto es, persona torpe, inútil, de poco entendimiento. De ahí que la otra supuesta evolución del vocablo árabe, a "sueco", aluda también a la idea de no enterarse o no entender, aunque sea de forma fingida.

4.- Tiene su origen en la conducta de los suecos en algún momento histórico en que tuvieron relación más estrecha con España.

Pudo ser en la Guerra de los Treinta Años (1618-1648) en la que las diferencias religiosas enfrentaron, entre otros, a España y Suecia y haría alusión a la actitud de los prisioneros suecos durante los interrogatorios de los soldados españoles. Los soldados suecos al no entender el español o hacer que no lo entendían eran finalmente puestos en libertad. También hay quienes sostienen que la expresión se debe a la neutralidad sueca en diversos momentos históricos y, por tanto, la expresión alude a la actitud elusiva de una situación molesta, complicada o perjudicial, al desentenderse de ella, a hacer como que no va con uno.

También se ha fijado el origen de esa expresión en la época de intenso comercio del vino de Jerez entre Inglaterra y España, en la que algunos barcos ingleses que se abastecían en Cádiz enarbolaban bandera sueca para poder seguir comerciando en los períodos en que las relaciones entre España e Inglaterra eran especialmente tensas.

Hay incluso quienes sostienen que el origen de la expresión está en la actitud de las turistas de aquel país que en los años sesenta sufrían el incesante acoso del sexualmente reprimido "macho ibérico", al que evitaban haciendo como que no le oían o no le entendían (teoría extraordinariamente peregrina, tan cómica como la propia situación y su reiterado tratamiento cinematográfico y que es refutada por el primer uso literario la expresión que data de 1841, según se ha mencionado antes).

5.- Deriva de la palabra latina "soccus" (tronco, tocón). El tronco representaría la insensibilidad máxima, esto es, la misma idea que subyace en la expresión "dormir como un tronco", estado en el que el sujeto se encuentra en un aislamiento total y no se entera de nada de lo que pasa a su alrededor. Eso enlazaría con la idea de hacerse el tronco cuando se hace como que no se ve, oye o entiende algo. Esta hipótesis no me resulta demasiado convincente, pero es una idea que se me ha ocurrido al pensar sobre esta cuestión y ahí la dejo. Reclamo su autoría, si nadie más la ha sostenido previamente.

Quienes quieran saber más sobre las posibles explicaciones de la expresión "hacerse el sueco", pueden leer el trabajo de Fernando Álvarez Montalbán, profesor de español de la Universidad de Upsala (Suecia), que ha sido mi fuente principal para esta parte de mi entrada.


(ii) Despedirse a la Francesa (o marcharse o irse).

Despedirse, marcharse o irse a la francesa significa hacerlo repentinamente, sin decir una palabra de despedida (DRAE). Se usa normalmente a modo de reproche, para reprobar el comportamiento de alguien que, sin despedida alguna, se retira de una reunión. En el caso de la variante "despedirse a la francesa" se observa la paradoja que supone referirse a despedirse, para una acción que consiste precisamente en no hacerlo, justamente en la omisión del saludo. El lenguaje se vale claramente de una ironía, en ese caso. 

La expresión tiene, al parecer, su origen en la Francia del siglo XVIII donde surgió una moda, uso o hábito social entre las personas de la alta sociedad consistente en retirarse del lugar en el que se estaba desarrollando una reunión o velada sin despedirse de nadie, incluidos los anfitriones. Dicho hábito llegó a tal grado de vigencia que era considerado un rasgo de mala educación y estaba, por tanto, muy mal visto, saludar en el momento de la partida. Nada se objetaba, por ejemplo, a que la persona mirase el reloj para dar a entender la razón por la que debía retirarse, pero de ninguna manera se veía con buenos ojos que el asistente saludase antes de ausentarse, interrumpiendo la conversación de los anfitriones o de otros invitados. Esta costumbre dio origen en Francia al dicho sans adieu (sin adiós).

Sea como fuere, lo cierto es que surgió y prendió en el español la frase "despedirse a la francesa" con el sentido peyorativo ya mencionado, justamente como crítica o censura de ese mismo comportamiento que en la Francia dieciochesca fue toda una señal de distinción para las personas de la alta sociedad. Y no solamente pasó con ese sentido al español, pues también el inglés recogió la expresión con el mismo sentido de reprobación y así encontramos to leave without saying goodbye o to take French leave, es decir, marcharse sin decir adiós, marcharse, largarse o irse a la francesa. Claro que al difundirse esta expresión inglesa, también crítica con ese comportamiento que se atribuía a los franceses, éstos, que se supone ya debían haber modificado sus costumbres en el ínterin o quién sabe si con gran cisnismo, se lo devolvieron a los ingleses y así ese comportamiento pasó al francés como filer à l´anglaise (literalmente, largarse a la inglesa, esto es, irse pitando, rápidamente y sin despedirse). Como vemos, el supuesto mal hábito se atribuía siempre al otro, a la nación vecina, y cruzó el Canal de la Mancha en ambas direcciones.


(iii) Un presente griego

Por su parte, un presente griego quiere decir un regalo que resulta muy caro y ruinoso para el que lo recibe, un obsequio que conlleva molestias, cargas y preocupaciones para su destinatario, incluso hasta el punto de provocar su misma destrucción o muerte.

Su origen está en el archiconocido Caballo de Troya, esto es, el artilugio/ardid del que los griegos se valieron para conquistar Troya. Después de diez años de asedio ante los muros de Troya, sin conseguir tomarla, se le ocurrió a Odiseo o a Atenea (hay incertidumbre al respecto) una estratagema para lograrlo. Concertó una tregua y ofreció a los troyanos un enorme caballo de madera que dijo ser voto hecho a los dioses. Dadas su grandes dimensiones, para introducirlo en la ciudad fue preciso derribar parte de la muralla, pues no cabía por las puertas. Además, en su vientre iban escondidos varios guerreros, escogidos entre los más valientes. Al llegar la noche, salieron de su encierro y, abriendo las puertas de la ciudad, dieron entrada a las tropas griegas que también penetraron en tropel por el boquete hecho en la muralla para introducir el célebre caballo.


(iv) Puntualidad inglesa

Puntualidad inglesa es "la muy exacta y precisa" (Diccionario Clave, Editorial SM). Una de las acepciones de puntualidad, la primera por ser más exactos, que recoge el DRAE (online) es el "cuidado y diligencia en llegar a un lugar o partir de él a la hora convenida". Y los ingleses siempre han tenido fama de comportarse de ese modo, de andar siempre pendientes de la hora y de mostrarse intolerantes con la falta de puntualidad. 

La preocupación por la puntualidad y propensión a ella de los ingleses fue retratada literariamente por Julio Verne, quien hizo de la misma uno de los rasgos más definitorios, si no el que más, de Phileas Fogg, el archiconocido protagonista de "La Vuelta al Mundo en Ochenta Días", al que caricaturiza por su obsesivo afán y aspiración de puntualidad.   


Si te ha interesado este artículo, puede que también te interese también este otro sobre el origen y significado de la expresión "como quien oye llover".


NOTA.- Mi agradecimiento por anticipado a cualquier lector que quiera completar o rectificar las teorías expuestas sobre el incierto origen de la expresión "hacerse el sueco". Puede  escribirme a: librosfutbolpoliticaymas@gmail.com

1 comentario:

Mar dijo...

Ahora me entero que lo que hacía cuando me iba sin decir nada, (por no molestar u oír "noo, quédate Maas, porfiiii") o por que ya sentía que ahí no pintaba nada, era un hábito de los franceses de alta alcurnia... Jijii... Educada hasta sin querer, :)